
-Buenos días, ¿Hoy lo quieres con dos cucharadas de azúcar o una?
-¿Cómo se te presenta el día?
-¿Vamos a ir al cine esta tarde?
Y por mucho que buscaba el cuerpo del cual procedía la voz no lo encontraba.
¿Por qué seguía escuchando su voz?
¿Por qué me seguía atormentando su recuerdo?
Mi cabeza había conseguido jugarme una mala pasada de nuevo, su recuerdo aún seguía ahí... y las cosas aún me seguían recordando a su presencia.
Tal vez no había conseguido olvidar del todo...